miércoles, 4 de noviembre de 2009

Opinión

Deseo claro, escribir. Inconveniente principal, ¿sobre qué?.

Durante ya demasiado tiempo no he escrito una sola línea que realmente haya resultado interesante, y si he de hablar de mis últimas composiciones aparecidas en mi blog, debo decir que no acaban de llenarme, no les veo nada de especial excepto a una o dos publicaciones. ¿El resto? relleno. Aptas para unos segundos de lectura pero para nada más.

Y lo peor, es que lo que escribo, no me sirve, no me emociona, no me llena; escribo por escribir, sin una inspiración real salvo los clásicos amores y desamores y, en mi opinión, es un tema que da pena, pero no solo la pena que entristece al leerlo, sino que es un tópico demasiado extendido, y sobre el que cualquiera es capaz de redactar unas líneas, y las mías con son precisamente las mejores. En un libro de Jordi Sierra i Fabra, creo recordar, que leí hace ya algunos años se decía que una de las épocas más prolíficas de los escritores es su adolescencia, siendo también la época de las creaciones con mas sentimiento. Pero mi opinión dista algo de la del escritor, y es que en la época de la adolescencia prácticamente solo hay un tema, y es el amor y el desamor, dos caras de la misma moneda. Esta es una fuente ilimtada de versos de mediana calidad pero que dejan mucho que desear para el que se plantea la escritura como algo más. El autor debería ser capaz de escribir sobre diferentes temas.

No es sentimiento lo que hay en muchos versos, sino intención. Intención de dar pena, de enamorar en el mejor de los casos, y muchas otras obras son propiciadas por la rabieta y no por la sapiencia, no por el gusto de crear sin objetivo definido sino con una misión clara, que solo su autor conoce.

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