Verdades incómodas

Rompiendo con la tónica que he llevado hasta el momento quiero hablaros sobre algo que todos queremos poseer, pero que nadie se atreve a dar, La verdad.

En el mundo que nos tocó vivir, para lo bueno y para lo malo, la verdad es algo que esta infravalorado, todo el mundo quiere decidir por otros, ocultarle la verdad para evitar que sufra y demás posibles razones, pero lo cierto es que la mayoría queremos la verdad por dañina que esta sea, queremos ser dueños de nuestro propio dolor y no que algún otro personaje se encargue de ser nuestro ángel de la guarda, un ángel que no hemos pedido.

En mi lugar, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa; el mundo no es color de rosa (por suerte) y cuando antes lo descubramos mejor podremos adaptarnos a los varapalos que nos vamos a llevar durante el resto de nuestra corta existencia. Pidamos la verdad a todos aquellos que se creen héroes ya que lo único que consiguen es que vivamos engañados en nuestra propia ilusión de una vida feliz y plena, cuando pueden estar clavándonos mil puñales por la espalda; además, si dejamos que las mentiras se acumulen se juntarán tantas que cuando al fin se descubra la realidad del mundo la cantidad de engaños y mentiras nos sobrepasará.

Pero el problema no solo se encuentra a nivel personal, el principal problema es que la humanidad ha optado por auto engañarse para creer que el mundo es eterno, y que ninguno de los problemas que estamos causando en el medioambiente es real. Muchos llaman mentiroso a Al Gore (tuve el privilegio de acudir a una conferencia suya) pero la realidad es que es una de las grandes personalidades mundiales que están luchando por proteger el planeta del futuro que le estamos provocando. La mayor mentira que existe, y que muchos optan por creer, es que el planeta Tierra es inmortal, y que nadie pagará nuestros errores. No seamos tan idiotas y cuidemos el planeta que, por el momento, solo tenemos uno.

Hasta la próxima!